Aspectos generales

Para entender la implicación del HLF en la cadera es necesario estudiar el movimiento. Al caminar, la rodilla funciona como una articulación de bisagra al igual que el tobillo. El componente de rotación viene dado por la cadera, hacia arriba, y por el subtalar, hacia abajo. Estas dos articulaciones por sus puntos anatómicos comunes son llamadas "ball-in-the-socket joints" por los anglosajones, coxae pedis y femoris por el profesor Pisani que explicó maravillosamente la implicación de la coxa pedis en la mecánica del caminar. Las dos articulaciones son interdependientes. Si uno de ellos se bloquea, el otro debe seguir la dirección de movimiento impuesta o tratar de resistirlo por la fuerza de los músculos estabilizadores. Esto es precisamente lo que sucede en la HLF donde el subtalar está bloqueado. La cadera se impulsa hacia la rotación interna (colapso medial) durante la fase de apoyo y hacia la rotación externa en la fase de contacto inicial con un brazo de palanca de los glúteos que pierde su eficacia.

La visión que tenemos de la cadera y la forma que adoptamos para evaluar su movilidad consiste generalmente en medir el movimiento del fémur en relación con la pelvis. Sin embargo, para obtener una visión dinámica de la cadera, tenemos que pensar en el movimiento de la pelvis sobre una sola cabeza femoral, porque así es como funcionamos cuando caminamos. La ventaja de utilizar esta referencia (que no es natural porque no es lo que ven nuestros ojos) es que podemos apreciar y visualizar mejor los vectores musculares durante el movimiento, especialmente para el glúteo medio. Este músculo es un factor determinante en la estabilización de la pelvis y su brazo de palanca se modifica en el contexto del HLF.

La disfunción inducida por el HLF es global e involucra estática lumbo-pélvica donde la obstrucción en el plano sagital se refleja en un aumento del momento de flexión. La inclinación de la pelvis hacia adelante (inclinación de la pelvis) es prácticamente constante a menos que haya suficiente tonificación muscular para contrarrestar esta tendencia. En el plano de rotación, el desplazamiento de los momentos de transición en pro de la supinación se refleja en un colapso medial de la cadera en la aducción-rotación interna durante la fase de apoyo y una exagerada rotación externa del fémur en el ataque del escalón. Las consecuencias de este desequilibrio dinámico provocan lesiones de sobrecarga que afectan al cartílago o al labrum (protuberancia fibrocargilar que rodea la cadera), que pueden convertirse en artritis.